La historia he dejado su impronta en Cullera en forma de construcciones, lugares pintorescos y una estética única que se puede ver y sentir dando un paseo.
Por la empinada calle del Calvario, en el antiguo arrabal de Santa Ana, comienza la Ruta Islámica. Es la puerta de entrada al barrio del Pou, sobre el que se originó el antiguo asentamiento musulmán de Qulayra — Cullera en árabe.
La ruta transcurre por los lugares más genuinos de un barrio que parece fosilizado en el tiempo, donde se encuentra el pozo que le da nombre. De callejuelas estrechas y excavadas en la montaña, albergó la judería de la ciudad y amontona casitas pintorescas muchas de las cuales todavía conservan sus fachadas recubiertas de cal y adornadas con flores.
En el recorrido emerge gloriosa la Torre de la Reina Mora, la puerta fortificada de entrada al Albacar del Castillo de Cullera. Su construcción data de finales del siglo XII o de los primeros años del siglo XIII, período en el cual la presión conquistadora de los feudales, los cristianos, se hace patente en el litoral mediterráneo. Actualmente alberga un museo con una muestra expositiva sobre la historia de la torre y el Segundo Albacar del Castillo.
Una vez alcanzada la fortaleza, las vistas a la bahía, la desembocadura del Xúquer y la isla de los Pensamientos compensan, con creces, el esfuerzo de la subida. Sin embargo, para los menos aventurados, se puede acceder en coche desde la plaça Mongrell a través de la calle Replà de Sant Antoni. Además, en el Castillo existe un funicular para el acceso de personas con movilidad reducida.